18 ago 2022

Ronald Gamarra: La salud a la deriva

Nuestro país figura, una vez más, entre los primeros puestos del mundo afectados por una enfermedad contagiosa. Esta vez es la denominada viruela del mono, mal vírico que empezó una ola de contagios en Europa, en marzo, y llegó al Perú a fines de junio, cuando el Ministerio de Salud verificó el caso uno. Pues bien,en apenas un mes y medio, nosotros ya figuramos en el tercer lugar mundial por el número total de contagiados, detrás de Estados Unidos y Brasil, y en el primer lugar mundial según el índice de casos por millón de habitantes. 

Este hecho confirma la extrema vulnerabilidad de nuestro país para hacer frente a las nuevas infecciones y plagas, a lo cual se suma la incapacidad ya conocida del sistema de salud nacional para erradicar los padecimientos “comunes”, ya casi “tradicionales”, como la tuberculosis, la malaria o la neumonía y muchos otros, que en esta villa de condenados siguen siendo endémicos, cuando ya no se ven en otros países de desarrollo similar al nuestro. Por cierto, se trata de enfermedades que afectan sobre todo a los sectores pobres, marginados y a los pueblos indígenas, postergados desde siempre.

 

Esta realidad es alarmante o debería serlo… si estuviésemos en un país normal. Pero los políticos a cargo del Gobierno y el Congreso están concentrados en cualquier mezquindad, pugnando sobre todo por aferrarse a sus puestos, recibir su mesada, organizar negociados y obtener ventajas, antes que, en asuntos como la salud o la educación públicas, en los cuales se juega la vida misma y el futuro de las personas. Y entonces vemos que el nivel de incompetencia, de negligencia, de indiferencia, que estas “autoridades” demuestran en estos ámbitos cruciales, raya verdaderamente en lo criminal.

 

Por fortuna, la ola de viruela del mono que ahora recorre el mundo paralelamente al covid-19 es mucho menos agresiva que esta enfermedad tanto en velocidad de contagio como en resultados letales; de lo contrario, estaríamos en este momento padeciendo una nueva tragedia de muertes innumerables. Esto no quiere decir, sin embargo, que la nueva enfermedad sea un juego y que sea admisible menospreciar su impacto y peligrosidad. Si bien las muertes son mínimas, muchos contagiados padecen graves síntomas, que incluyen dolor intenso, durante varias semanas.

 

Claro que el hecho primordial es que el sistema de salud, empezando por el Ministerio respectivo, no ha hecho absolutamente nada efectivo para controlar el brote y ha permitido así que, en tiempo récord, figuremos en el top del indeseable ranking mundial, y eso que se trata de una enfermedad relativamente fácil de controlar. Pero la burocracia de salud, manejada hoy por la gente de Castillo y Cerrón, que tanto se llenan la boca invocando al pueblo y reclamándose como sus únicos representantes, solo se ocupan de copar los puestos con gente incompetente y deshonesta, sin hacer nada efectivo.

 

La misma negligencia se observa con respecto a la pandemia de covid-19. Por un lado, la campaña de vacunación prácticamente ha perdido el gran impulso que adquirió bajo el gobierno de Francisco Sagasti y el ministro Oscar Ugarte, y que prudentemente supo continuar el ministro Hernando Cevallos hasta su destitución. Actualmente, un tercio de la población no tiene la tercera dosis y los que completan la cuarta dosis apenas llegan al 10%. La mayoría de los fallecidos diarios en la cuarta ola de covid son precisamente personas mayores con su esquema de vacunación inconcluso.

 

Peor aún, esta semana se supo que hay 11 millones de dosis de vacunas Pfizer y Moderna que vencerán sin uso en las próximas semanas. Un millón y medio son dosis pediátricas. Si esto sucede, sería imperdonable. La vacunación infantil, que debía llegar al 70% en marzo, antes del reinicio de clases, dicen que llegará a ese nivel solo a fines de este año. Lo avanzado en la inmunización permite que esta ola de covid no sea tan catastrófica como las dos primeras, pero de todos modos resulta lamentable que en estos días fallezcan diariamente casi 50 personas, pudiendo ser muchas menos.

 

En resumen, apenas pasó lo peor de la pandemia, volvimos a las andadas y todas las promesas de reestructurar y potenciar el sistema de salud nacional se echaron al mar del olvido. En vez de transitar hacia la recuperación de una cobertura de las enfermedades corrientes que dejaron de atenderse durante la pandemia y hacer más eficiente el sistema, resulta que ni siquiera podemos atender bien la ola declinante del covid ni la nueva infección, menos agresiva, de la viruela del mono. Y el sistema de salud, en vez de afiatarse y crecer, está en manos de incapaces, colocados allí por favor político o venal.

 

Es un escándalo que los pacientes de enfermedades raras, huérfanas, crónicas, autoinmunes y cáncer, agrupados en el colectivo Los Pacientes Importan, se hayan visto obligados a hacer el 10 de agosto un plantón en las puertas de Essalud, a la intemperie en lo más frío del invierno, ante la terca negativa del presidente de la seguridad social -Gino Dávila es su nombre-, a recibirlos para que expongan sus problemas en esa institución: citas médicas, diagnósticos, evaluación de casos, referencias, tratamientos, entrega de medicamentos, falta de Factor VIII y Factor IX para los pacientes con hemofilia y otros coagulopatías, carencia de especialistas para atender a pacientes con síndrome de Williams, acceso a triple terapia  para los pacientes con hipertensión arterial pulmonar, actualización de recetas para los pacientes con miastenia gravis, sistematización de guías clínicas, y un largo etcétera. Hasta ahora no los recibe, punto. La misma caradura que ponen tanto él como el ministro de Salud ante el desesperante desabastecimiento de medicamentos indispensables para un sinfín de pacientes, que no tiene cuándo solucionarse.

 

¿Y el Congreso? ¿Qué hace ante todo esto? Pues, nada en absoluto. Es decir, nada bueno. Porque de lo malo, sí hace y mucho. Como, por ejemplo, designar como presidente de la comisión de salud del parlamento a la señora Elva Julón, miembro del partido de César Acuña, quien desde hace varios meses está bajo investigación del Ministerio Público por negocios turbios de su empresa SJ Biomedic SAC precisamente en el sector salud.

Artículo de Opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en el Semanario Hildebrandt en sus trece el día viernes 19 de agosto de 2022.

Fuente: Hildebrandt.

  

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