La vacunación contra el Covid-19 de las personas que sufren enfermedades raras y huérfanas a partir de esta semana es un triunfo de la vida sobre la indiferencia y la muerte. Los colectivos que agrupan a los pacientes de este tipo de enfermedades para las cuales la ciencia aún no ofrece terapias y alivio efectivo, tal vez porque el pequeño número de quienes sufren cada una de ellas no ofrece incentivo comercial, lograron que el Ministerio de Salud escuche sus insistentes llamados y gestiones y decida incluirlos en el grupo de los primeros en ser vacunados junto con los adultos mayores.
Por primera vez, las personas que sufren de enfermedades raras y huérfanas logran colectivamente la atención que merecen ante un peligro inminente, frente al cual no se les consideraba como particularmente vulnerables, no obstante presentar especiales y severos factores de riesgo ante el nuevo coronavirus. Que sea el primer paso de un camino en el cual avancen hacia la atención que sus enfermedades tan especiales necesitan y merecen. Esto es parte del creciente movimiento de los pacientes de toda enfermedad que se empoderan y exigen sus derechos frente a la administración por una atención de slaud con dignidad.
Señor Ministro de Salud, que nadie se quede atrás. Necesitamos que la inmunización a las personas que sufren enfermedades raras y huérfanas se
concrete a lo largo y ancho de la patria, y que se proceda a la inclusión
inmediata en el proceso de vacunación de otros pacientes que se encuentran en
riesgo. Es el caso de aquellos que padecen de las enfermedades autoinmunes como
la psoriasis, artritis psoriásica y artritis reumatoide, o de la diabetes tipo
1, o de enfermedades crónicas no transmisibles, También, por cierto, a los
cuidadores de niños y niñas que sufren las enfermedades raras y huérfanas.
Señor Oscar Ugarte, estas son condiciones médicas ya identificadas y
establecidas como factores de riesgo en el documento Técnico: Prevención
Diagnóstico y Tratamiento de personas afectadas por el covid 19 en el Perú;
solo hace falta cumplir con la norma, siguiendo además la experiencia de países
como Chile, Panamá y Bolivia que han priorizado la vacunación de los pacientes
con las enfermedades señaladas por considerarlos pacientes crónicos.
Por otro lado, los
avances en la inmunización de toda la población en general contra el covid 19
son otro punto a favor de la vida, después de un año errático frente a la
pandemia. Reparando errores iniciales, el gobierno ha logrado pasar de una situación
en que no teníamos vacunas en absoluto a otra en la cual se empieza a disponer
de ellas en cantidades importantes y, sobre todo, se observa dinamismo en la
inoculación con tasas diarias que cada vez suben más. La vacunación masiva
será, a fin de cuentas, el arma fundamental para superar la pandemia.
También tenemos
que subrayar que las víctimas de la segunda ola de la pandemia de covid en
nuestro país vienen bajando en forma sostenida en las últimas dos semanas,
después de cifras de terror que superaron los 400 fallecidos diarios. Parece
que esta vez los números de contagio y fallecimientos se encaminan a niveles
previos a esta ola. Sin embargo, aun cuando esos pisos están a la baja, todavía
son signos temibles. Hay enormes sombras. En general, estamos acercándonos a la
mitad de las víctimas registradas en la primera ola, con un promedio actual de
más de 160 fallecidos por día, cifra que, en términos absolutos, todavía es
abrumadora.
Sería, entonces,
un grave error desatender ahora las medidas de prevención que sea necesario
observar a nivel individual y colectivo. No sea que la caída de los contagios y
fallecimientos se detenga y volvamos a escalar un nuevo pico, como ha ocurrido
en el curso de esta misma segunda ola. Velar porque la curva letal de la
enfermedad baje definitivamente y termine la segunda ola es la responsabilidad
central de todos. O debería serlo. No debemos descuidarnos ante la nueva
variante C-37, originaria de Chile y Perú, identificada como la responsable del
80% de los contagios de esta segunda ola, o cualquier otra que pudiera
aparecer.
Lamentablemente, vemos
todos los días comportamientos que van en contra de los cuidados necesarios
ante la pandemia. Aglomeraciones por los más diversos motivos, particularmente
ahora por causa de unas candidaturas que hablan de salud, pero propician las
condiciones del contagio con mítines y caravanas; por lo demás, organizados sin
el menor cuidado ni advertencia a los ciudadanos. Eso dice mucho de lo que en
realidad les interesa a los políticos la salud de las personas concretas, de
carne y hueso, en quienes solo parecen ver apoyos potenciales, masas a
conquistar o comprar, votos que deben cosechar cueste lo que cueste.
Lo peor ha sido la masacre de 16 compatriotas, entre ellos cuatro niños, perpetrada en el Centro Poblado San Miguel del Ene, por una facción residual, crónica en el Vraem gracias a su alianza con el narcotráfico, que se hace llamar Militarizado Partido Comunista del Perú, una herencia del viejo Sendero Luminoso. Una matanza atroz que debe ser investigada y sus autores recibir la más dura sanción posible. Sanguinarios. La reacción de no pocos antes este horrendo asesinato colectivo dejó mucho que desear en cuanto a humanidad, pues no les importó utilizarlo para sus fines particulares de propaganda política en función de la segunda vuelta electoral. Miserables. Se trata de una reacción inescrupulosa, que merece condena y rechazo porque es un voto a favor de la muerte. Así nos debatimos a diario en elPerú de hoy, entre la afirmación esforzada de una vida precaria y la muerte que algunos celebran porque sirve a sus fines.
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