30 may 2021

Ronald Gamarra: Vida y Muerte

La vacunación contra el Covid-19 de las personas que sufren enfermedades raras y huérfanas a partir de esta semana es un triunfo de la vida sobre la indiferencia y la muerte. Los colectivos que agrupan a los pacientes de este tipo de enfermedades para las cuales la ciencia aún no ofrece terapias y alivio efectivo, tal vez porque el pequeño número de quienes sufren cada una de ellas no ofrece incentivo comercial, lograron que el Ministerio de Salud escuche sus insistentes llamados y gestiones y decida incluirlos en el grupo de los primeros en ser vacunados junto con los adultos mayores.

Por primera vez, las personas que sufren de enfermedades raras y huérfanas logran colectivamente la atención que merecen ante un peligro inminente, frente al cual no se les consideraba como particularmente vulnerables, no obstante presentar especiales y severos factores de riesgo ante el nuevo coronavirus. Que sea el primer paso de un camino en el cual avancen hacia la atención que sus enfermedades tan especiales necesitan y merecen. Esto es parte del creciente movimiento de los pacientes de toda enfermedad que se empoderan y exigen sus derechos frente a la administración por una atención de slaud con dignidad.

Señor Ministro de Salud, que nadie se quede atrás. Necesitamos que la inmunización a las personas que sufren enfermedades raras y huérfanas se concrete a lo largo y ancho de la patria, y que se proceda a la inclusión inmediata en el proceso de vacunación de otros pacientes que se encuentran en riesgo. Es el caso de aquellos que padecen de las enfermedades autoinmunes como la psoriasis, artritis psoriásica y artritis reumatoide, o de la diabetes tipo 1, o de enfermedades crónicas no transmisibles, También, por cierto, a los cuidadores de niños y niñas que sufren las enfermedades raras y huérfanas. Señor Oscar Ugarte, estas son condiciones médicas ya identificadas y establecidas como factores de riesgo en el documento Técnico: Prevención Diagnóstico y Tratamiento de personas afectadas por el covid 19 en el Perú; solo hace falta cumplir con la norma, siguiendo además la experiencia de países como Chile, Panamá y Bolivia que han priorizado la vacunación de los pacientes con las enfermedades señaladas por considerarlos pacientes crónicos.

Por otro lado, los avances en la inmunización de toda la población en general contra el covid 19 son otro punto a favor de la vida, después de un año errático frente a la pandemia. Reparando errores iniciales, el gobierno ha logrado pasar de una situación en que no teníamos vacunas en absoluto a otra en la cual se empieza a disponer de ellas en cantidades importantes y, sobre todo, se observa dinamismo en la inoculación con tasas diarias que cada vez suben más. La vacunación masiva será, a fin de cuentas, el arma fundamental para superar la pandemia.

También tenemos que subrayar que las víctimas de la segunda ola de la pandemia de covid en nuestro país vienen bajando en forma sostenida en las últimas dos semanas, después de cifras de terror que superaron los 400 fallecidos diarios. Parece que esta vez los números de contagio y fallecimientos se encaminan a niveles previos a esta ola. Sin embargo, aun cuando esos pisos están a la baja, todavía son signos temibles. Hay enormes sombras. En general, estamos acercándonos a la mitad de las víctimas registradas en la primera ola, con un promedio actual de más de 160 fallecidos por día, cifra que, en términos absolutos, todavía es abrumadora.

Sería, entonces, un grave error desatender ahora las medidas de prevención que sea necesario observar a nivel individual y colectivo. No sea que la caída de los contagios y fallecimientos se detenga y volvamos a escalar un nuevo pico, como ha ocurrido en el curso de esta misma segunda ola. Velar porque la curva letal de la enfermedad baje definitivamente y termine la segunda ola es la responsabilidad central de todos. O debería serlo. No debemos descuidarnos ante la nueva variante C-37, originaria de Chile y Perú, identificada como la responsable del 80% de los contagios de esta segunda ola, o cualquier otra que pudiera aparecer.

 

Lamentablemente, vemos todos los días comportamientos que van en contra de los cuidados necesarios ante la pandemia. Aglomeraciones por los más diversos motivos, particularmente ahora por causa de unas candidaturas que hablan de salud, pero propician las condiciones del contagio con mítines y caravanas; por lo demás, organizados sin el menor cuidado ni advertencia a los ciudadanos. Eso dice mucho de lo que en realidad les interesa a los políticos la salud de las personas concretas, de carne y hueso, en quienes solo parecen ver apoyos potenciales, masas a conquistar o comprar, votos que deben cosechar cueste lo que cueste.

Lo peor ha sido la masacre de 16 compatriotas, entre ellos cuatro niños, perpetrada en el Centro Poblado San Miguel del Ene, por una facción residual, crónica en el Vraem gracias a su alianza con el narcotráfico, que se hace llamar Militarizado Partido Comunista del Perú, una herencia del viejo Sendero Luminoso. Una matanza atroz que debe ser investigada y sus autores recibir la más dura sanción posible. Sanguinarios. La reacción de no pocos antes este horrendo asesinato colectivo dejó mucho que desear en cuanto a humanidad, pues no les importó utilizarlo para sus fines particulares de propaganda política en función de la segunda vuelta electoral. Miserables. Se trata de una reacción inescrupulosa, que merece condena y rechazo porque es un voto a favor de la muerte. Así nos debatimos a diario en elPerú de hoy, entre la afirmación esforzada de una vida precaria y la muerte que algunos celebran porque sirve a sus fines. 

Artículo de opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el día viernes 28 de mayo de 2021.
Fuente: https://www.hildebrandtensustrece.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario