20 may 2019

Manual de Formación de activistas por los derechos humanos y la diversidad sexual y de género


Para lograr el reconocimiento de la diversidad sexual en la región, gobiernos, ONG y militantes llevan a cabo distintas campañas y políticas de inclusión. Mientras Amnistía Internacional impulsa herramientas que trabajan con el lenguaje en distintos países latinoamericanos, Argentina marca el rumbo facilitando el reconocimiento del cambio de identidad de género.

En Chile, la ONG Amnistía Internacional junto con varias asociaciones de defensa de los derechos LGBTI han lanzado una campaña que parte del país sudamericano para llevarla a otros. Se trata de la publicación de un manual de formación de activistas por los derechos humanos y la diversidad sexual: "Movilizando a la diversidad". Es una herramienta para prevenir las violencias contra las minorías sexuales. El proyecto se llama Diversxs, con la "x" que permite integrar en el vocabulario a todos los géneros.

"Una de las cosas claves, que es importantísima para nosotros (SIC), es precisamente visibilizar aquellas identidades que han estado históricamente invisibilizadas, aquellas personas que no se sienten ni hombre ni mujer, aquellas personas que son de género subido", afirma Lorna González, coordinadora de Diversxs, Chile de Amnistía Internacional.

"Por lo tanto yo no las puedo en nombrar con el pronombre él o ella, por eso utilizamos el pronombre ‘elle”. Una de las cosas muy interesantes y que para nosotros es bandera de lucha dentro de Amnistía Internacional es que por primera vez vamos a poder lanzar un manual donde efectivamente visibilizamos estas identidades que transitan en el género, de género fluido. Por ello utilizamos la X que se pronuncia como la ‘e’, en nosotres, otres...", añade.

El manual circula en toda América Latina. El proyecto Diversxs se lleva a cabo en Chile, Paraguay, Puerto Rico y Venezuela, enfocándose en los jóvenes de 13 a 25 años.

Argentina, un modelo regional
En Argentina, el 9 de mayo se celebró el séptimo año de la ley de identidad de género que no implica, como en otros países, la patologización ni la obligación de cambio de sexo, un modelo para muchos porque no hace necesaria la consulta con psiquiatra.

"Es muy fácil", explica Kouka García de Messereur, presidenta asociación Pari-T. “La persona se presenta al registro civil, dice yo me quiero cambiar mi nombre de pila y se le cambia directamente. Demora más o menos 15, 20 días, pero luego tiene su partida de nacimiento toda detallada como mujer. Hablamos siempre mujeres transn pero también están los hombres trans", indica.

También hay un reconocimiento a nivel acad+emico. Si "hicieron estudios, se le cambia (el género) en los diplomas, no hay ningún problema", agrega.

Mientras tanto, en Francia, las agresiones homófobas han aumentado en un 15%, y particularmente hacia las personas transexuales, según un informe publicado por la asociación SOS Homofobia.

Para Ariana Mc Guire, militante nicaragüense por los derechos LGBTI, se ejerce violencia hacia lo que se considera como un cuerpo diferente.

"Me parece que los cuerpos feminizados han sido excluidos de un sistema patriarcal, del sistema machista que impone una heteronorma, una forma específica de ser en binario: hombre o mujer, y que estos cuerpos, estas identidades que se salen un poco, que tiran para un lado para otro buscando una autonomía, una independencia una manera particular de sentirse bien consigo mismo, son cuerpos que transgreden, son cuerpos que no son bien vistos y por lo tanto se ejerce violencia y un proceso de exclusión y marginación dirigido y focalizado", lamenta Mc Guire.

El 17 de mayo se celebró en todo el mundo el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Biofobia. Se escogió esta fecha en conmemoración de la fecha en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, en 1990.

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