En el Perú, 13 de cada 100 adolescentes mujeres ya es madre o está embarazada. Este indicador -que resulta alarmante- lo es más cuando nos focalizamos en las regiones de la Amazonía, donde podemos encontrar hasta 40 de cada 100 adolescentes que ya son madres o están embarazadas. Como bien lo ha señalado la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Ana María Mendieta, el problema del embarazo adolescente, especialmente el de menores de 14 años, suele estar relacionado con otro problema igualmente grave: la violencia sexual. La solución en ambos casos pasa por la deconstrucción de patrones culturales que avalan el machismo, y en ello la educación, tanto la de casa como la del aula, tienen un papel fundamental.
Resulta positivo que, además de una respuesta intersectorial y desde los niveles nacional, regional y local, el Gobierno esté dispuesto a escuchar a las y los adolescentes, como lo demostró el pasado 20 de noviembre cuando los recibió en Palacio de Gobierno. Ese día, adolescentes de Carabayllo, Huancavelica, Loreto y Pucallpa expresaron sus preocupaciones sin restricción. Notables diferencias en la calidad educativa y en la infraestructura entre unas escuelas y otras; la necesidad de espacios de participación; la prevalencia de la violencia y la discriminación contra las mujeres en las escuelas y en los hogares; y la necesidad de contar con políticas de salud integral, que prevengan el embarazo adolescente y contemplen la salud mental, fueron parte las expectativas presentadas por los propios chicos y chicas.
La educación sexual integral que el Poder Ejecutivo está decidido a implementar en las escuelas busca educar en la igualdad, en la valoración y respeto del cuerpo propio y ajeno, en la autoestima y el sentido crítico para que chicos y chicas puedan responder a las diversas situaciones que enfrentan y que son propias de su edad.
Como nos decía un grupo de adolescentes huancavelicanas sobre lo que esperan de los adultos para prevenir el embarazo adolescente y la violencia, "no las dejemos en visto". Respondamos a la demanda adolescente de prevención y educación. Prestemos atención a su voz, para que las estrategias que se implementen obtengan resultados positivos.
El presidente Martín Vizcarra ha priorizado dos políticas relacionadas con las niñez y adolescencia: la reducción de la anemia y la de la violencia. Acompañemos, desde donde nos toca, este esfuerzo del Ejecutivo por ingresar al Bicentenario con tasas reducidas de violencia que seguramente impactarán en la reducción del embarazo adolescente. Apostemos por servicios de salud y educación más pertinentes, cálidos y de calidad, que contribuyan al desarrollo integral de las y los adolescentes. Iniciemos este 2019 con la esperanza de que el país se encamine a vivir sin violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres, y a reducir drásticamente el embarazo adolescente.
Olga Isaza, representante de UNICEF en el Perú.
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