Las Américas – una región que incluye
Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe – es extremadamente
diversa, en cuanto a culturas, razas, etnias, idiomas y desarrollo económico.
Sin embargo, lo que es común a través de la región, es la alta prevalencia de
la violencia sexual, combinada con una falta de acceso eficaz a la justicia
para las sobrevivientes. Las brechas en las leyes en materia de violencia
sexual, la aplicación ineficaz de las leyes, la persistencia de los
estereotipos sociales de las mujeres y la tolerancia social de la violencia
contra las mujeres, niñas y adolescentes, incluso entre los y las
operadores(as) de justicia, han contribuido a que los perpetradores de la
violencia sexual a menudo salgan impunes. El problema ha empeorado durante la
pandemia de COVID-19, debido a que las medidas y cierres de emergencia no solo
han limitado el acceso a la justicia y a los servicios, sino que además ha
resultado en un aumento de la violencia por razón de género.
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Fuente Equality Now.
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