6 jul 2020

Teresa Carpio: Niños, niñas y adolescentes conviviendo con el Covid-19: sin escuelas, sin paseos al aire libre, sin protección contra la violencia física y sexual

Escribe Teresa Carpio V.
Revista CELATS.

La pandemia del Covid-19 está llena de historias tristes, pero, también de muchas hermosas historias de solidaridad, creatividad y desprendimiento: mujeres pobres del distrito de La Victoria entregando -en plena cuarentena-, comida a mujeres más pobres de su propio distrito; o Vania, de tan sólo 10 años, grabando y editando videos de su madre, profesora de primaria, para hacer más didácticas sus clases virtuales[2]; o el consciente y responsable empresario Luis Barsallo que continuó vendiendo el ansiado oxígeno, al mismo precio que tenía antes de que empiece la enfermedad[3].

Sin embargo, ninguna de estas historias parece que serán fuente de inspiración o base para construir una “nueva normalidad” o la nueva “Convivencia social post Covid-19” ¿Por qué? La respuesta parece tenerla Noam Chomsky cuando señala que “la lógica capitalista, la doctrina neoliberal y el tipo de liderazgo actual (refiriéndose a Trump), con un claro deterioro de la democracia, son responsables del modo cómo se está enfrentando la crisis. “La prevención de una catástrofe no produce beneficios”.[4] En Perú, el alto precio de los balones de oxÍgeno debido a la alta demanda y su escasez, ha sido justificado por los defensores del libre mercado: "Gracias al lucro la humanidad no está golpeando piedras en una cueva para hacer fuego. No hay nada que asuste más que competir, y nada que haya traído más prosperidad a la humanidad que la competencia y el deseo de ganar. El afán de lucro mueve al mundo. No se puede abolir". ha expresado, a través de un tuit, una influyente abogada y periodista defendiendo el libre mercado, el business y la ganancia por encima de la vida.

En plena pandemia hemos sido testigos de cómo el asesinato de un hombre negro, en manos de policías blancos, en los Estados Unidos, levantó una ola de protestas en todo su país y, también, en Inglaterra, Francia y España porque, esa muerte, hizo explotar la rabia contenida de quiénes han sido más impactados por el Covid-19: los negros, los migrantes, los latinos, los extranjeros.

En el Perú, quiénes más se han infectado son los pobres de las ciudades, los indígenas de la selva. Los tradicionalmente discriminados, los que sufren la inequidad y la desigualdad en el acceso a la salud, a las medicinas, a la educación, a un trabajo formal y a un ingreso económico adecuado; a la protección y a la seguridad. El hacinamiento en las viviendas de las personas pobres y el salir a las calles a ganarse el pan de cada día, han sido dos problemas clave para la propagación de la enfermedad en estos sectores de la población.

La respuesta del Perú al Covid-19 fue muy parecida a la de otros países de la región - con un poco más de anticipación y medidas drásticas en relación a la cuarentena, por ejemplo -, pero, los grandes lineamientos para enfrentar al Covid-19, ya se habían tomado “en el centro”, por la Organización Mundial de la Salud-OMS-. Las medidas económicas adoptadas para paliar la caída de los ingresos económicos, debido a la cuarentena, mostraron una empatía e interés social, por parte del gobierno, hacia los más pobres; sin embargo, sigue sin llegar a la mayoría de las familias beneficiadas. Nuevamente, el modelo, la burocracia, la priorización de lo administrativo por encima de la eficiencia y del interés público, sumado a la extendida corrupción en todo el aparato estatal, ha terminado por arrojar por los suelos cualquier intento de apoyo económico hacia la mayoría de peruanos que trabajan en el sector informal y a los más pobres.

Las niñas, niños y adolescentes y el Covid-19
Al 15 de junio, debemos lamentar la muerte de 23 niños y 7 adolescentes[5]. No contamos con el detalle del sexo, edad exacta, región de procedencia, ni las condiciones de vida.

En primer lugar, nos referiremos como niñas, niños y adolescentes -NNA-, a los menores de 18 años tal como está establecida en la Convención sobre derechos de la niñez y en el Código de Niñez y Adolescencia. Es importante señalar este rango de edad porque consideramos un error de análisis incluir a jóvenes hasta los 29 años en los diagnósticos de la situación de niñez y adolescencia.

Es en este contexto, descrito líneas arriba, que el gobierno decidió, en el mes de marzo, suspender las clases escolares al nivel primario y secundario, así como, en los centros de estudios superiores. Esta fue la única medida dirigida a este grupo etario, durante el primer mes de la cuarentena. Los niños, niñas y adolescentes -NNA- fueron vistos sólo como escolares y estudiantes; identidad que se les ha asignado a los menores de 18 años, antes y durante la pandemia, aunque esa no sea su única realidad.

¿Qué políticas se desarrollaron para niños menores de 18 años jefes de hogar y padres de familia? ¿Qué mención y cuidado se plantearon para los niños, niñas y adolescentes en situación de calle y/o viviendo alrededor de mercados? ¿Qué políticas se plantearon para los cerca de 2 millones de niños trabajadores y, de los cuales, alrededor de un 20% trabaja en centros urbanos y el otro 80% en zonas rurales?[6] ¿Alguna mención sobre los y las adolescentes en Centros Juveniles (adolescentes en conflicto con la ley penal) ¿Algún cuidado y atención especial para las madres adolescentes? ¿alguna medida de protección para los NNA con discapacidad, NNA LGBTI, NNA de zonas rurales andinas y de la selva; ¿alguna medida para protegerlos contra la violencia que, de acuerdo a la ENARES, 73.3% de niños y niñas de 9 a 11 años ha sufrido algún tipo de violencia en su hogar o Centro de Atención Residencial-CAR[7]?

Volveremos, sobre los niños, niñas y adolescentes invisibilizados; centrémonos, a continuación, sobre los NNA sobre los que sí se adoptaron medidas.

La suspensión de clases, la educación virtual y su impacto, también, en la salud

La primera medida, la suspensión de clases, dejó a más de 1 millón de NNA, de los quintiles más bajos, sin desayuno y/o refrigerios entregados en las escuelas[8]. Para los hogares pobres y para estos niños y niñas ser excluidos de este beneficio tiene un gran impacto en su salud física, mental y en su capacidad de concentración para estudiar.

La otra medida, las clases virtuales han recaído, casi exclusivamente, bajo la responsabilidad de profesoras y profesores, debido a que no han tenido ninguna capacitación previa. Debemos reconocer, sin embargo, la creatividad y capacidad de muchos docentes para convertir sus pequeños departamentos o cuartos en aulas de clase. Dos medios se anunciaron para acceder a las clases virtuales: vía internet y, a través de la radio y la televisión. Los problemas, sin embargo, radican en el poco acceso a energía eléctrica y a internet en las zonas rurales y en las zonas pobres de Lima y otras ciudades.

En cuanto al acceso a internet, una vez más, las autoridades mostraron un desconocimiento de nuestra realidad. Argumentaron que, en casi todos los hogares, al menos una persona tendría celular con internet; sin embargo, en las zonas rurales sólo el 32% tiene acceso. De otro lado, el miembro de la familia con celular podría usarlo para trabajar y no, necesariamente, estaría en capacidad de compartirlo con uno o más estudiantes de la casa.[9]

Asimismo, el MINEDU y el propio presidente Vizcarra anunciaron que entregarían 840,00 tablets con internet para alumnos de primaria y secundaria de zonas rurales y pobres de Lima. Si bien el primer anuncio se hizo en el mes de abril, el ministro Martin Benavides, anunció, en el presente mes de junio, que se estarían entregando las tablets a fines de julio, cuatro meses después de iniciadas las clases virtuales.[10]

Un tema no advertido por el MINEDU es el poco desarrollo digital de los escolares de primaria y secundaria. Una cosa es que los NNA interactúen en redes sociales, utilizando un lenguaje mínimo y particular a su edad, y, otro, que sepan usar una computadora, buscar información y/o realizar investigaciones y realizar trabajos con esta herramienta.

Una noticia que dio la vuelta al mundo, fue la de unos niños de un distrito de Puno, caminando cerca de 15 kilómetros para acceder a una antena de radio parar escuchar su clase. Un emotivo video muestra a decenas de niñas y niños caminando largos trechos -uno de ellos con una radio portátil colgada a su pecho-, hasta alcanzar la antena repetidora[11]. La desigualdad en el Perú -se ha mostrado más evidente en esta pandemia-, es el primer factor que bloquea cualquier intento de resolver la crisis generada por el Covid-19-. El MINEDU no se ha pronunciado por este caso, ni tampoco el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, responsable de hacer realidad los derechos de la niñez.

La baja calidad de las clases virtuales de un alto porcentaje de colegios privados y la caída de los ingresos familiares, motivaron protestas de muchos padres de familia; solicitando, además, el traslado de sus hijos a escuelas públicas. La Asociación Peruana de defensa de Consumidores y Usuarios -ASPEC-, señaló que el 90% de padres de familia estaba insatisfecho por las clases virtuales de los colegios privados.[12] ¿Es tiempo propicio para discutir una nueva escuela pública, gratuita y de calidad para todos los niños y niñas, post Covid-19?

La violencia física y sexual a los niños, niñas y adolescentes durante la cuarentena
Al 4 de mayo, a un mes y medio de la cuarentena, el Ministerio de la Mujer declaró que había recibido más de 5,596 llamadas denunciando violencia contra NNA. En comparación al año anterior, en ese mismo período, había un incremento del 39% de denuncias[13]. El 24 del mismo mes, la ministra Gloria Montenegro informó, en un programa de radio, que había 12 niños graves, producto de violencia doméstica. Asimismo, más de 112 niñas habían sido violadas sexualmente[14], cifra mayor a la de mujeres adultas. Es decir, como se viene diciendo hace varios años, “la violencia sexual contra la mujer tiene rostro de niña”.

El 51% de denuncias por violencia sexual a NNA son cometidas por algún miembro del entorno familiar, IPRODES.[15] Este dato estadístico tan alto debió ser tomado en cuenta por todas las instituciones responsables de proteger a NNA (Policía, MIMP, Fiscalía, Poder Judicial, MINJUS, MINSA, MIDIS, Defensoría del Pueblo), para desarrollar acciones conjuntas y asegurar los servicios de protección durante la cuarentena.

Hablan las madres
Durante la pandemia, entrevisté a algunas madres jóvenes con niños y niñas entre cuatro a ocho años. Algunas respuestas dadas al comienzo de la cuarentena fueron: “a veces no aguanto, siento que voy a perder la paciencia, no soy mamá para tareas escolares, espero que pronto se levante la cuarentena y él se vaya a la escuela, y, yo, a mi trabajo; necesito salir”. Sin embargo, más de la mitad de las entrevistadas señaló que estaban felices de compartir con sus hijos y de pasar más tiempo con ellos”. A fines de mayo, volvimos con las preguntas a las mismas madres y mayoritariamente contestaron “disfruto mucho su crecimiento, sus ocurrencias, jugamos y nos divertimos juntos; no deseo ir a la oficina, creo que pediré hacer tele trabajo, él/ella me necesita, yo lo necesito; he aprendido a relajarme y a organizarme; ya no me preocupa el desorden, solo me interesa que coman y hagan sus tareas felices”.

Salvo esporádicas denuncias en medios de comunicación y/o declaraciones de autoridades del MIMP, no se conoce de una campaña preventiva dirigida a padres y adultos para proteger a NNA, durante la pandemia, y para ayudar a los padres con una crianza con disciplina positiva y con amor.

Viviendas, hacinamiento, problemas de salud y violencia
Durante la pandemia se observó a cientos de personas, hombres y mujeres, violar la cuarentena, salir a la calle, aglomerarse alrededor de los mercados. Rápidamente, se constató que muchas familias pobres en Lima no cuentan con refrigeradora, no pueden preservar los alimentos y deben comprar diariamente. Sin embargo, también, se evidenció que muchas personas salían por: la estrechez de la vivienda, una sola pieza para toda una familia; dos, hasta tres generaciones viviendo en una misma casa, hace imposible que todos se mantengan en el mismo espacio durante varias horas. Asimismo, el hacinamiento, el ruido, la falta de privacidad y problemas de intimidad de la pareja, genera estrés y violencia dirigida hacia los niños y niñas; hacia la propia pareja, especialmente del hombre contra la mujer.

Asimismo, en pequelos espacios, los niños y niñas pequeños duermen en el mismo cuarto, inclusive en la misma cama, con los padres; siendo testigos de relaciones sexuales que pueden generar en ellos impactos en su desarrollo sexual temprano y consecuencias para una vida sexual saludable.


El hacinamiento, asimismo, es un factor de riesgo a sufrir violencia sexual y de género, especialmete hacia las niñas y adolescentes mujeres. El Centro de Emergencia Mujer del MIMP, reportó entre el 2014 y 2018 que la frecuencia de la violencia sexual en el entorno familiar asecendió al 59.4% .


De otro lado, más del 20% de la población no cuenta con agua y 25% no tienen desagüe, éste es un prolema sanitario clave. En Costa Rica, hace 20 años, se tomó la decisión que toda la población debía contar con conexiones domiciliarias de agua y desagüe para acabar con todo tipo de enfermedades infecciosas contagiosas, especialmente entre los niños y niñas.


Sexualidad en la adolescencia, embarazo y salud sexual y reproductiva
13% de las adolescentes entre 15 y 19 años ha estado embarazada, alguna vez; entre los hombres de la misma edad, sólo el 1% fue padre. Quiere decir que el hombre que embarazó a las adolescentes era adulto mayor y podría ser una violación. 50% de los embarazos son no deseados, según cálculos de analista del PNUD en el año 2018[17] El 24% de las adolescentes embarazadas es pobre y un 4% menos pobre. 1 de cada cuatro adolescentes en las zonas rurales está embarazada entre los 15 y 19 años. 53% de las parejas de las adolescentes sexualmente activas no usa condón. 69% de las adolescentes sexualmente activas, sin unión de pareja, usan algún método anticonceptivo moderno. (Idem 17)

Como se puede apreciar de la información estadística, podemos señalar que las y los adolescentes están ejerciendo su sexualidad, un alto porcentaje de adolescentes mujeres se cuidan para no embarazarse; los adolescentes varones, todo lo contrario, en un alto porcentaje no usan métodos anticonceptivos. (17)

Ante el alto porcentaje de adolescentes que viven su sexualidad plenamente, corresponde al Estado y a los padres ayudarlos a su desarrollo integral para que tengan una vida sexual saludable. Urge una educación salud sexual y reproductiva en las escuelas y en el Sector Salud, brindando a los adolescentes acceso a servicios amigables de orientación y protección.

Sin embargo, durante la pandemia este tema no se ha tocado, ¿cómo han vivido su sexualidad los adolescentes en esta etapa? Es importante levantar información para orientar a los adolescentes.

De otro lado, tanto el Sector educación como el de Salud deben informar y orientar a las y los adolescentes, sobre el respeto a la orientación sexual de las personas- incluyendo a los y las adolescentes-, y prevenir posibles actos de hostilización, acoso y abuso sexual entre pares, sean estos hombres y/o mujeres. Prevenir tanto el acoso sexual y el bullying presencial y cibernético.


Niñez y adolescentes trabajadores
Existe el peligro que aumente el trabajo de NNA, en el mundo entero, especialmente en los países más pobres y con amplios sectores informales, debido a la crisis por el Covid-19, señala un informe publicado por UNICEF y OIT a principios del mes de junio.

En Perú, se calcula que alrededor de dos millones de NNA se encuentran ocupados en alguna actividad económica, ENAHO 2015. El mayor porcentaje de NNA están ocupados en el agro (70%). El trabajo infantil y peligroso (muchas horas de trabajo dedicadas a la semana y/o en actividades que atentan contra su salud) de daría en los sectores agropecuario, pesca, minería; seguido de servicios y comercio. Siete de cada 10 niños trabajan en un negocio familiar, no remunerado, en los mercados con su familia. La mayoría de NNA que están ocupados, lo hacen en el sector informal.

Un poco más del 90% de los NNA, ocupados económicamente, asisten a clases. Sin embargo, debemos revisar el atraso escolar y/o la calidad de los aprendizajes. En muchos de los mercados de Lima y de las distintas regiones del país se aprecian a decenas de NNA trabajando, algunos en condiciones muy peligrosas.


La Voz de los niños, las niñas y los adolescentes
¿Qué te gusta de la cuarentena? Que estoy con mi papa y con mi mamá, contestaron mayoritariamente los niños y niñas de 4 a 8 años preguntados sobre lo que están viviendo durante la cuarentena.

¿Qué palabras nuevas has aprendido? Vizcarra y Coronavirus.

¿Qué palabra repite, pregunto a la mamá? Y, me dicen: me aburro”, ¿cuándo salimos?, Vizcarra; ¿a qué hora habla Vizcarra? ¿jugamos?

Tienes miedo a enfermarte, preguntamos, la respuesta de todos los niños y niñas fue un rotundo “No”, ¿Por qué, preguntamos? Porque no salgo a la calle y si mi mami sale, va con mascarilla y se lava las manos con agua y con jabón.

No se han difundido estudios aplicados a los niños y niñas pequeños para medir su estado emocional, sin embargo, algunos investigadores han opinado que “los niños y niñas deben estar estresados, angustiados y con graves problemas de salud mental”; seguramente, muchos, sí. Sin embargo, los niños también tienen una gran capacidad de adaptación y resiliencia por lo que deben ser consultados para conocer cómo acompañarlos, sin preocuparlos.



En Perú, no he tenido oportunidad de consultar a adolescentes, pero sí he escuchado vía reuniones virtuales, a varios adolescentes, una, en particular, llamó mi atención, Mariana Reyes Ledezma, 16 años, de México, quién dirige una organización, que ella ha fundado, la asociación ¿Y, yo por qué no? Escucharla, confirma la importancia de consultar a NNA. En relación a la violencia, nos dijo; es muy difícil, casi imposible, que un niño de 10 años denuncie la violencia de parte de sus padres o familiares; que en las escuelas, sobre todo, las dirigidas por instituciones religiosas, como monjas, éstas privilegian “la unidad de la familia”, convenciendo a los NNA a no denunciar, así se trate de una violación sexual; las niñas y/o adolescentes violadas por sus propios familiares tienen la gran limitación de su dependencia económica y familiar y sin servicios públicos que la acompañen y le den soporte emocional hace imposible que ella denuncie; una tercera constatación de sus pesquisas, nos dice, es que el sistema está hecho para que sea un adulto el que hable por los NNA; la policía, los fiscales al hacer las preguntas se dirigen al adulto, así sea el NNA quién esté presente y en capacidad de hacer la denuncia. Nos dijo también, que durante la pandemia los servicios de protección contra la violencia, en todo Latinoamérica han dejado, en la práctica, de funcionar. Por último, que los adolescentes confían en los chicos y chicas de su misma edad, por eso es importante hacer trabajo de soporte entre pares.

Oportunidades para avanzar Post Covid-19:

En la medida que la pandemia por el Covid-19 ha desnudado las inequidades y desigualdades sociales de las familias del Perú y ha tenido un impacto integral en la vida de los NNA, recomendamos, en primer lugar, que el gobierno ejecute un plan de reactivación económica centrado en la inversión social que resuelva: generación de empleo a padres y madres de familia y desarrollar una infraestructura social y emocional para asegurar una mejor calidad de vida, una adecuada convivencia social entre padres, madres e hijos y de adolescentes con sus pares, en el barrio, en las escuelas y con los docentes.

1. Todos los Sectores deben contar con una dirección de niñez y adolescencia con resultados concretos y medibles: Educación, Salud, Ministerio de Transportes y Comunicaciones, Ministerio de Vivienda, Ministerio de Cultura, Ministerio de Trabajo, Mininter; Policia Nacional, Ministerio Público, Poder Judicial, Ministerio de Defensa, tengan una dirección especializada en Niñez y Adolescencia, en cada uno de sus sectores, para que coordinen con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y se implementen todas las políticas integrales necesarias para hacer realidad los derechos de la niñez y adolescencia.

2. Iniciar un debate y diseño de una escuela pública, gratuita, de calidad e inclusiva, para todos los NNA del país. Asegurando que todos los NNA que trabajan acceden a la escuela, tomándose en cuenta sus conocimientos y experiencia. Todas las escuelas, urbanas y rurales, deben contar con agua potable, desagüe y con acceso a internet. Asimismo, el sector educación debe desarrollar plataformas tecnológicas para una educación virtual y capacitar a todos sus docentes. El MINEDU debe también velar y coordinar con el Ministerio de Transportes y Comunicaciones para que se considere el acceso a internet, como una necesidad básica para todos los NNA.

3. Escuelas de padres y madres con contenidos desarrollados con los propios NNA, especialistas en salud física y mental, docentes, entre otros actores de la educación. Desarrollar en los padres, capacidades para criar a sus hijos e hijas con disciplina positiva, con afecto, respeto y protección a sus NNA. Superar, y rechazar socialmente, la violencia física y psicológica como “método de crianza”.

4. Salud pública gratuita y de calidad con acceso para todos y todas, la pandemia ha mostrado a nuestro país -y, ante los ojos del mundo-, cómo las desigualdades en el acceso a la salud, mata a los más pobres. Las medicinas también deben ser distribuidas gratuitamente; el lucro y la ganancia no debe primar en el acceso a servicios de salud. Las clínicas privadas, han demostrado, no ser una alternativa para los más pobres.

5. Invertir en viviendas a bajo costo para familias que viven hacinadas y/o remodelar las viviendas de las familias para garantizar el respeto a la individualidad y seguridad de NNA. El Sector Vivienda debe asegurar agua potable y desagüe en todo el país.

6. Desarrollar mensajes informativos y educativos sobre cómo proteger a NNA contra la violencia sexual. Estos deben ser de difusión obligatoria en todos los lugares públicos, en los buses y paraderos, en todas las oficinas públicas. Involucrar al sector privado, clínicas y bancos, para la difusión de los mensajes en todas las salas de espera.

7. Dotar de presupuesto al Plan de Acción Conjunto para prevenir y eliminar la violencia contra la NNA, con indicadores específicos por cada resultado.

8. Orientar y educar en Comportamientos Saludables en la Salud Sexual de las y los adolescentes, con servicios informativos sobre Salud Sexual y Reproductiva.

9. Escuchar seriamente y tomar en cuenta propuestas de NNA, los niños, niñas y adolescentes tienen una opinión sobre cómo los educan, como los marginan y cómo deberían ser criados, educados y amados. Están en su derecho a ser escuchados y hay que crear verdaderos mecanismos para hacerlo.

Los niños, niñas y adolescentes latinoamericanos repiten siempre una frase “todo con nosotros, nada sin nosotros”. Vania de 10 años y Mariana Reyes de 16, nos enseñan el camino para una nueva convivencia social post Covid-19; no dejemos que sus historias se conviertan sólo en cuentos para contar; ellas y ellos son, también, protagonistas de esta pandemia y tienen propuestas de solución.



Fuente Centro Latinoamericano de Trabajo Social - CELATS: https://www.celats.org/

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