Escribe Teresa Carpio V.
Revista CELATS.
Revista CELATS.
La
pandemia del Covid-19 está llena de historias tristes, pero, también de muchas
hermosas historias de solidaridad, creatividad y desprendimiento: mujeres
pobres del distrito de La Victoria entregando -en plena cuarentena-, comida a
mujeres más pobres de su propio distrito; o Vania, de tan sólo 10 años,
grabando y editando videos de su madre, profesora de primaria, para hacer más
didácticas sus clases virtuales[2]; o el consciente y responsable empresario
Luis Barsallo que continuó vendiendo el ansiado oxígeno, al mismo precio que
tenía antes de que empiece la enfermedad[3].
Sin
embargo, ninguna de estas historias parece que serán fuente de inspiración o
base para construir una “nueva normalidad” o la nueva “Convivencia social post
Covid-19” ¿Por qué? La respuesta parece tenerla Noam Chomsky cuando señala que
“la lógica capitalista, la doctrina neoliberal y el tipo de liderazgo actual
(refiriéndose a Trump), con un claro deterioro de la democracia, son
responsables del modo cómo se está enfrentando la crisis. “La prevención de una
catástrofe no produce beneficios”.[4] En Perú, el alto precio de los balones de
oxÍgeno debido a la alta demanda y su escasez, ha sido justificado por los
defensores del libre mercado: "Gracias al lucro la humanidad no está
golpeando piedras en una cueva para hacer fuego. No hay nada que asuste más que
competir, y nada que haya traído más prosperidad a la humanidad que la
competencia y el deseo de ganar. El afán de lucro mueve al mundo. No se puede
abolir". ha expresado, a través de un tuit, una influyente abogada y
periodista defendiendo el libre mercado, el business y la ganancia por encima
de la vida.
En
plena pandemia hemos sido testigos de cómo el asesinato de un hombre negro, en
manos de policías blancos, en los Estados Unidos, levantó una ola de protestas
en todo su país y, también, en Inglaterra, Francia y España porque, esa muerte,
hizo explotar la rabia contenida de quiénes han sido más impactados por el
Covid-19: los negros, los migrantes, los latinos, los extranjeros.
En
el Perú, quiénes más se han infectado son los pobres de las ciudades, los
indígenas de la selva. Los tradicionalmente discriminados, los que sufren la
inequidad y la desigualdad en el acceso a la salud, a las medicinas, a la
educación, a un trabajo formal y a un ingreso económico adecuado; a la
protección y a la seguridad. El hacinamiento en las viviendas de las personas pobres
y el salir a las calles a ganarse el pan de cada día, han sido dos problemas
clave para la propagación de la enfermedad en estos sectores de la población.
La
respuesta del Perú al Covid-19 fue muy parecida a la de otros países de la
región - con un poco más de anticipación y medidas drásticas en relación a la
cuarentena, por ejemplo -, pero, los grandes lineamientos para enfrentar al
Covid-19, ya se habían tomado “en el centro”, por la Organización Mundial de la
Salud-OMS-. Las medidas económicas adoptadas para paliar la caída de los
ingresos económicos, debido a la cuarentena, mostraron una empatía e interés
social, por parte del gobierno, hacia los más pobres; sin embargo, sigue sin
llegar a la mayoría de las familias beneficiadas. Nuevamente, el modelo, la
burocracia, la priorización de lo administrativo por encima de la eficiencia y
del interés público, sumado a la extendida corrupción en todo el aparato
estatal, ha terminado por arrojar por los suelos cualquier intento de apoyo
económico hacia la mayoría de peruanos que trabajan en el sector informal y a
los más pobres.
Las
niñas, niños y adolescentes y el Covid-19
Al
15 de junio, debemos lamentar la muerte de 23 niños y 7 adolescentes[5]. No
contamos con el detalle del sexo, edad exacta, región de procedencia, ni las
condiciones de vida.
En
primer lugar, nos referiremos como niñas, niños y adolescentes -NNA-, a los
menores de 18 años tal como está establecida en la Convención sobre derechos de
la niñez y en el Código de Niñez y Adolescencia. Es importante señalar este
rango de edad porque consideramos un error de análisis incluir a jóvenes hasta
los 29 años en los diagnósticos de la situación de niñez y adolescencia.
Es
en este contexto, descrito líneas arriba, que el gobierno decidió, en el mes de
marzo, suspender las clases escolares al nivel primario y secundario, así como,
en los centros de estudios superiores. Esta fue la única medida dirigida a este
grupo etario, durante el primer mes de la cuarentena. Los niños, niñas y
adolescentes -NNA- fueron vistos sólo como escolares y estudiantes; identidad
que se les ha asignado a los menores de 18 años, antes y durante la pandemia,
aunque esa no sea su única realidad.
¿Qué
políticas se desarrollaron para niños menores de 18 años jefes de hogar y
padres de familia? ¿Qué mención y cuidado se plantearon para los niños, niñas y
adolescentes en situación de calle y/o viviendo alrededor de mercados? ¿Qué
políticas se plantearon para los cerca de 2 millones de niños trabajadores y,
de los cuales, alrededor de un 20% trabaja en centros urbanos y el otro 80% en
zonas rurales?[6] ¿Alguna mención sobre los y las adolescentes en Centros
Juveniles (adolescentes en conflicto con la ley penal) ¿Algún cuidado y
atención especial para las madres adolescentes? ¿alguna medida de protección
para los NNA con discapacidad, NNA LGBTI, NNA de zonas rurales andinas y de la
selva; ¿alguna medida para protegerlos contra la violencia que, de acuerdo a la
ENARES, 73.3% de niños y niñas de 9 a 11 años ha sufrido algún tipo de
violencia en su hogar o Centro de Atención Residencial-CAR[7]?
Volveremos,
sobre los niños, niñas y adolescentes invisibilizados; centrémonos, a
continuación, sobre los NNA sobre los que sí se adoptaron medidas.
La
suspensión de clases, la educación virtual y su impacto, también, en la salud
La
primera medida, la suspensión de clases, dejó a más de 1 millón de NNA, de los
quintiles más bajos, sin desayuno y/o refrigerios entregados en las
escuelas[8]. Para los hogares pobres y para estos niños y niñas ser excluidos
de este beneficio tiene un gran impacto en su salud física, mental y en su
capacidad de concentración para estudiar.
La
otra medida, las clases virtuales han recaído, casi exclusivamente, bajo la
responsabilidad de profesoras y profesores, debido a que no han tenido ninguna
capacitación previa. Debemos reconocer, sin embargo, la creatividad y capacidad
de muchos docentes para convertir sus pequeños departamentos o cuartos en aulas
de clase. Dos medios se anunciaron para acceder a las clases virtuales: vía
internet y, a través de la radio y la televisión. Los problemas, sin embargo,
radican en el poco acceso a energía eléctrica y a internet en las zonas rurales
y en las zonas pobres de Lima y otras ciudades.
En
cuanto al acceso a internet, una vez más, las autoridades mostraron un
desconocimiento de nuestra realidad. Argumentaron que, en casi todos los
hogares, al menos una persona tendría celular con internet; sin embargo, en las
zonas rurales sólo el 32% tiene acceso. De otro lado, el miembro de la familia
con celular podría usarlo para trabajar y no, necesariamente, estaría en
capacidad de compartirlo con uno o más estudiantes de la casa.[9]
Asimismo,
el MINEDU y el propio presidente Vizcarra anunciaron que entregarían 840,00
tablets con internet para alumnos de primaria y secundaria de zonas rurales y
pobres de Lima. Si bien el primer anuncio se hizo en el mes de abril, el
ministro Martin Benavides, anunció, en el presente mes de junio, que se
estarían entregando las tablets a fines de julio, cuatro meses después de
iniciadas las clases virtuales.[10]
Un
tema no advertido por el MINEDU es el poco desarrollo digital de los escolares
de primaria y secundaria. Una cosa es que los NNA interactúen en redes
sociales, utilizando un lenguaje mínimo y particular a su edad, y, otro, que
sepan usar una computadora, buscar información y/o realizar investigaciones y
realizar trabajos con esta herramienta.
Una
noticia que dio la vuelta al mundo, fue la de unos niños de un distrito de
Puno, caminando cerca de 15 kilómetros para acceder a una antena de radio parar
escuchar su clase. Un emotivo video muestra a decenas de niñas y niños caminando
largos trechos -uno de ellos con una radio portátil colgada a su pecho-, hasta
alcanzar la antena repetidora[11]. La desigualdad en el Perú -se ha mostrado
más evidente en esta pandemia-, es el primer factor que bloquea cualquier
intento de resolver la crisis generada por el Covid-19-. El MINEDU no se ha
pronunciado por este caso, ni tampoco el Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables, responsable de hacer realidad los derechos de la niñez.
La
baja calidad de las clases virtuales de un alto porcentaje de colegios privados
y la caída de los ingresos familiares, motivaron protestas de muchos padres de
familia; solicitando, además, el traslado de sus hijos a escuelas públicas. La
Asociación Peruana de defensa de Consumidores y Usuarios -ASPEC-, señaló que el
90% de padres de familia estaba insatisfecho por las clases virtuales de los
colegios privados.[12] ¿Es tiempo propicio para discutir una nueva escuela
pública, gratuita y de calidad para todos los niños y niñas, post Covid-19?
La
violencia física y sexual a los niños, niñas y adolescentes durante la
cuarentena
Al
4 de mayo, a un mes y medio de la cuarentena, el Ministerio de la Mujer declaró
que había recibido más de 5,596 llamadas denunciando violencia contra NNA. En
comparación al año anterior, en ese mismo período, había un incremento del 39%
de denuncias[13]. El 24 del mismo mes, la ministra Gloria Montenegro informó,
en un programa de radio, que había 12 niños graves, producto de violencia
doméstica. Asimismo, más de 112 niñas habían sido violadas sexualmente[14],
cifra mayor a la de mujeres adultas. Es decir, como se viene diciendo hace
varios años, “la violencia sexual contra la mujer tiene rostro de niña”.
El
51% de denuncias por violencia sexual a NNA son cometidas por algún miembro del
entorno familiar, IPRODES.[15] Este dato estadístico tan alto debió ser tomado
en cuenta por todas las instituciones responsables de proteger a NNA (Policía,
MIMP, Fiscalía, Poder Judicial, MINJUS, MINSA, MIDIS, Defensoría del Pueblo),
para desarrollar acciones conjuntas y asegurar los servicios de protección
durante la cuarentena.
Hablan
las madres
Durante
la pandemia, entrevisté a algunas madres jóvenes con niños y niñas entre cuatro
a ocho años. Algunas respuestas dadas al comienzo de la cuarentena fueron: “a
veces no aguanto, siento que voy a perder la paciencia, no soy mamá para tareas
escolares, espero que pronto se levante la cuarentena y él se vaya a la
escuela, y, yo, a mi trabajo; necesito salir”. Sin embargo, más de la mitad de
las entrevistadas señaló que estaban felices de compartir con sus hijos y de
pasar más tiempo con ellos”. A fines de mayo, volvimos con las preguntas a las
mismas madres y mayoritariamente contestaron “disfruto mucho su crecimiento,
sus ocurrencias, jugamos y nos divertimos juntos; no deseo ir a la oficina,
creo que pediré hacer tele trabajo, él/ella me necesita, yo lo necesito; he
aprendido a relajarme y a organizarme; ya no me preocupa el desorden, solo me
interesa que coman y hagan sus tareas felices”.
Salvo
esporádicas denuncias en medios de comunicación y/o declaraciones de
autoridades del MIMP, no se conoce de una campaña preventiva dirigida a padres
y adultos para proteger a NNA, durante la pandemia, y para ayudar a los padres
con una crianza con disciplina positiva y con amor.
Viviendas, hacinamiento, problemas de salud y violencia
Durante la pandemia se observó a cientos de personas, hombres y mujeres, violar la cuarentena, salir a la calle, aglomerarse alrededor de los mercados. Rápidamente, se constató que muchas familias pobres en Lima no cuentan con refrigeradora, no pueden preservar los alimentos y deben comprar diariamente. Sin embargo, también, se evidenció que muchas personas salían por: la estrechez de la vivienda, una sola pieza para toda una familia; dos, hasta tres generaciones viviendo en una misma casa, hace imposible que todos se mantengan en el mismo espacio durante varias horas. Asimismo, el hacinamiento, el ruido, la falta de privacidad y problemas de intimidad de la pareja, genera estrés y violencia dirigida hacia los niños y niñas; hacia la propia pareja, especialmente del hombre contra la mujer.
Asimismo, en pequelos espacios, los niños y niñas pequeños duermen en el mismo cuarto, inclusive en la misma cama, con los padres; siendo testigos de relaciones sexuales que pueden generar en ellos impactos en su desarrollo sexual temprano y consecuencias para una vida sexual saludable.
El hacinamiento, asimismo, es un factor de riesgo a sufrir violencia sexual y de género, especialmete hacia las niñas y adolescentes mujeres. El Centro de Emergencia Mujer del MIMP, reportó entre el 2014 y 2018 que la frecuencia de la violencia sexual en el entorno familiar asecendió al 59.4% .
De otro lado, más del 20% de la población no cuenta con agua y 25% no tienen desagüe, éste es un prolema sanitario clave. En Costa Rica, hace 20 años, se tomó la decisión que toda la población debía contar con conexiones domiciliarias de agua y desagüe para acabar con todo tipo de enfermedades infecciosas contagiosas, especialmente entre los niños y niñas.
Sexualidad en la adolescencia, embarazo y salud sexual y reproductiva
De
otro lado, tanto el Sector educación como el de Salud deben informar y orientar
a las y los adolescentes, sobre el respeto a la orientación sexual de las personas-
incluyendo a los y las adolescentes-, y prevenir posibles actos de
hostilización, acoso y abuso sexual entre pares, sean estos hombres y/o
mujeres. Prevenir tanto el acoso sexual y el bullying presencial y cibernético.
Un
poco más del 90% de los NNA, ocupados económicamente, asisten a clases. Sin
embargo, debemos revisar el atraso escolar y/o la calidad de los aprendizajes.
En muchos de los mercados de Lima y de las distintas regiones del país se
aprecian a decenas de NNA trabajando, algunos en condiciones muy peligrosas.
No
se han difundido estudios aplicados a los niños y niñas pequeños para medir su
estado emocional, sin embargo, algunos investigadores han opinado que “los
niños y niñas deben estar estresados, angustiados y con graves problemas de
salud mental”; seguramente, muchos, sí. Sin embargo, los niños también tienen una
gran capacidad de adaptación y resiliencia por lo que deben ser consultados
para conocer cómo acompañarlos, sin preocuparlos.
Los
niños, niñas y adolescentes latinoamericanos repiten siempre una frase “todo
con nosotros, nada sin nosotros”. Vania de 10 años y Mariana Reyes de 16, nos
enseñan el camino para una nueva convivencia social post Covid-19; no dejemos
que sus historias se conviertan sólo en cuentos para contar; ellas y ellos son,
también, protagonistas de esta pandemia y tienen propuestas de solución.
Viviendas, hacinamiento, problemas de salud y violencia
Durante la pandemia se observó a cientos de personas, hombres y mujeres, violar la cuarentena, salir a la calle, aglomerarse alrededor de los mercados. Rápidamente, se constató que muchas familias pobres en Lima no cuentan con refrigeradora, no pueden preservar los alimentos y deben comprar diariamente. Sin embargo, también, se evidenció que muchas personas salían por: la estrechez de la vivienda, una sola pieza para toda una familia; dos, hasta tres generaciones viviendo en una misma casa, hace imposible que todos se mantengan en el mismo espacio durante varias horas. Asimismo, el hacinamiento, el ruido, la falta de privacidad y problemas de intimidad de la pareja, genera estrés y violencia dirigida hacia los niños y niñas; hacia la propia pareja, especialmente del hombre contra la mujer.
Asimismo, en pequelos espacios, los niños y niñas pequeños duermen en el mismo cuarto, inclusive en la misma cama, con los padres; siendo testigos de relaciones sexuales que pueden generar en ellos impactos en su desarrollo sexual temprano y consecuencias para una vida sexual saludable.
El hacinamiento, asimismo, es un factor de riesgo a sufrir violencia sexual y de género, especialmete hacia las niñas y adolescentes mujeres. El Centro de Emergencia Mujer del MIMP, reportó entre el 2014 y 2018 que la frecuencia de la violencia sexual en el entorno familiar asecendió al 59.4% .
De otro lado, más del 20% de la población no cuenta con agua y 25% no tienen desagüe, éste es un prolema sanitario clave. En Costa Rica, hace 20 años, se tomó la decisión que toda la población debía contar con conexiones domiciliarias de agua y desagüe para acabar con todo tipo de enfermedades infecciosas contagiosas, especialmente entre los niños y niñas.
Sexualidad en la adolescencia, embarazo y salud sexual y reproductiva
13%
de las adolescentes entre 15 y 19 años ha estado embarazada, alguna vez; entre
los hombres de la misma edad, sólo el 1% fue padre. Quiere decir que el hombre
que embarazó a las adolescentes era adulto mayor y podría ser una violación.
50% de los embarazos son no deseados, según cálculos de analista del PNUD en el
año 2018[17] El 24% de las adolescentes embarazadas es pobre y un 4% menos
pobre. 1 de cada cuatro adolescentes en las zonas rurales está embarazada entre
los 15 y 19 años. 53% de las parejas de las adolescentes sexualmente activas no
usa condón. 69% de las adolescentes sexualmente activas, sin unión de pareja,
usan algún método anticonceptivo moderno. (Idem 17)
Como
se puede apreciar de la información estadística, podemos señalar que las y los
adolescentes están ejerciendo su sexualidad, un alto porcentaje de adolescentes
mujeres se cuidan para no embarazarse; los adolescentes varones, todo lo
contrario, en un alto porcentaje no usan métodos anticonceptivos. (17)
Ante
el alto porcentaje de adolescentes que viven su sexualidad plenamente,
corresponde al Estado y a los padres ayudarlos a su desarrollo integral para
que tengan una vida sexual saludable. Urge una educación salud sexual y
reproductiva en las escuelas y en el Sector Salud, brindando a los adolescentes
acceso a servicios amigables de orientación y protección.
Sin
embargo, durante la pandemia este tema no se ha tocado, ¿cómo han vivido su
sexualidad los adolescentes en esta etapa? Es importante levantar información
para orientar a los adolescentes.
Niñez
y adolescentes trabajadores
Existe
el peligro que aumente el trabajo de NNA, en el mundo entero, especialmente en
los países más pobres y con amplios sectores informales, debido a la crisis por
el Covid-19, señala un informe publicado por UNICEF y OIT a principios del mes
de junio.
En
Perú, se calcula que alrededor de dos millones de NNA se encuentran ocupados en
alguna actividad económica, ENAHO 2015. El mayor porcentaje de NNA están
ocupados en el agro (70%). El trabajo infantil y peligroso (muchas horas de
trabajo dedicadas a la semana y/o en actividades que atentan contra su salud)
de daría en los sectores agropecuario, pesca, minería; seguido de servicios y
comercio. Siete de cada 10 niños trabajan en un negocio familiar, no
remunerado, en los mercados con su familia. La mayoría de NNA que están
ocupados, lo hacen en el sector informal.
La
Voz de los niños, las niñas y los adolescentes
¿Qué
te gusta de la cuarentena? Que estoy con mi papa y con mi mamá, contestaron
mayoritariamente los niños y niñas de 4 a 8 años preguntados sobre lo que están
viviendo durante la cuarentena.
¿Qué
palabras nuevas has aprendido? Vizcarra y Coronavirus.
¿Qué
palabra repite, pregunto a la mamá? Y, me dicen: me aburro”, ¿cuándo salimos?,
Vizcarra; ¿a qué hora habla Vizcarra? ¿jugamos?
Tienes
miedo a enfermarte, preguntamos, la respuesta de todos los niños y niñas fue un
rotundo “No”, ¿Por qué, preguntamos? Porque no salgo a la calle y si mi mami
sale, va con mascarilla y se lava las manos con agua y con jabón.
En
Perú, no he tenido oportunidad de consultar a adolescentes, pero sí he
escuchado vía reuniones virtuales, a varios adolescentes, una, en particular, llamó
mi atención, Mariana Reyes Ledezma, 16 años, de México, quién dirige una
organización, que ella ha fundado, la asociación ¿Y, yo por qué no? Escucharla,
confirma la importancia de consultar a NNA. En relación a la violencia, nos
dijo; es muy difícil, casi imposible, que un niño de 10 años denuncie la
violencia de parte de sus padres o familiares; que en las escuelas, sobre todo,
las dirigidas por instituciones religiosas, como monjas, éstas privilegian “la
unidad de la familia”, convenciendo a los NNA a no denunciar, así se trate de
una violación sexual; las niñas y/o adolescentes violadas por sus propios
familiares tienen la gran limitación de su dependencia económica y familiar y
sin servicios públicos que la acompañen y le den soporte emocional hace imposible
que ella denuncie; una tercera constatación de sus pesquisas, nos dice, es que
el sistema está hecho para que sea un adulto el que hable por los NNA; la
policía, los fiscales al hacer las preguntas se dirigen al adulto, así sea el
NNA quién esté presente y en capacidad de hacer la denuncia. Nos dijo también,
que durante la pandemia los servicios de protección contra la violencia, en
todo Latinoamérica han dejado, en la práctica, de funcionar. Por último, que
los adolescentes confían en los chicos y chicas de su misma edad, por eso es
importante hacer trabajo de soporte entre pares.
Oportunidades
para avanzar Post Covid-19:
En
la medida que la pandemia por el Covid-19 ha desnudado las inequidades y
desigualdades sociales de las familias del Perú y ha tenido un impacto integral
en la vida de los NNA, recomendamos, en primer lugar, que el gobierno ejecute
un plan de reactivación económica centrado en la inversión social que resuelva:
generación de empleo a padres y madres de familia y desarrollar una infraestructura
social y emocional para asegurar una mejor calidad de vida, una adecuada
convivencia social entre padres, madres e hijos y de adolescentes con sus
pares, en el barrio, en las escuelas y con los docentes.
1. Todos
los Sectores deben contar con una dirección de niñez y adolescencia con
resultados concretos y medibles: Educación, Salud, Ministerio de Transportes y
Comunicaciones, Ministerio de Vivienda, Ministerio de Cultura, Ministerio de
Trabajo, Mininter; Policia Nacional, Ministerio Público, Poder Judicial,
Ministerio de Defensa, tengan una dirección especializada en Niñez y
Adolescencia, en cada uno de sus sectores, para que coordinen con el Ministerio
de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y se implementen todas las políticas
integrales necesarias para hacer realidad los derechos de la niñez y
adolescencia.
2. Iniciar
un debate y diseño de una escuela pública, gratuita, de calidad e inclusiva,
para todos los NNA del país. Asegurando que todos los NNA que trabajan acceden
a la escuela, tomándose en cuenta sus conocimientos y experiencia. Todas las
escuelas, urbanas y rurales, deben contar con agua potable, desagüe y con
acceso a internet. Asimismo, el sector educación debe desarrollar plataformas
tecnológicas para una educación virtual y capacitar a todos sus docentes. El
MINEDU debe también velar y coordinar con el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones para que se considere el acceso a internet, como una necesidad
básica para todos los NNA.
3. Escuelas
de padres y madres con contenidos desarrollados con los propios NNA,
especialistas en salud física y mental, docentes, entre otros actores de la
educación. Desarrollar en los padres, capacidades para criar a sus hijos e
hijas con disciplina positiva, con afecto, respeto y protección a sus NNA. Superar,
y rechazar socialmente, la violencia física y psicológica como “método de
crianza”.
4. Salud
pública gratuita y de calidad con acceso para todos y todas, la pandemia ha
mostrado a nuestro país -y, ante los ojos del mundo-, cómo las desigualdades en
el acceso a la salud, mata a los más pobres. Las medicinas también deben ser
distribuidas gratuitamente; el lucro y la ganancia no debe primar en el acceso
a servicios de salud. Las clínicas privadas, han demostrado, no ser una
alternativa para los más pobres.
5. Invertir
en viviendas a bajo costo para familias que viven hacinadas y/o remodelar las
viviendas de las familias para garantizar el respeto a la individualidad y
seguridad de NNA. El Sector Vivienda debe asegurar agua potable y desagüe en
todo el país.
6. Desarrollar
mensajes informativos y educativos sobre cómo proteger a NNA contra la
violencia sexual. Estos deben ser de difusión obligatoria en todos los lugares
públicos, en los buses y paraderos, en todas las oficinas públicas. Involucrar
al sector privado, clínicas y bancos, para la difusión de los mensajes en todas
las salas de espera.
7. Dotar
de presupuesto al Plan de Acción Conjunto para prevenir y eliminar la violencia
contra la NNA, con indicadores específicos por cada resultado.
8. Orientar
y educar en Comportamientos Saludables en la Salud Sexual de las y los
adolescentes, con servicios informativos sobre Salud Sexual y Reproductiva.
9. Escuchar
seriamente y tomar en cuenta propuestas de NNA, los niños, niñas y adolescentes
tienen una opinión sobre cómo los educan, como los marginan y cómo deberían ser criados, educados y amados. Están en su derecho a ser escuchados y hay que
crear verdaderos mecanismos para hacerlo.
Para ver el artículo completo de Teresa Carpio, ingresar a CELATS: https://www.celats.org/20-publicaciones/nueva-accion-critica-8/249-ninos-ninas-y-adolescentes-conviviendo-con-el-covid-19-sin-escuelas-sin-paseos-al-aire-libre-sin-proteccion-contra-la-violencia-fisica-y-sexual
Fuente Centro Latinoamericano de Trabajo Social - CELATS: https://www.celats.org/
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