El desequilibrio de
géneros en China tiene consecuencias regionales devastadoras.
¿Qué tienen en
común Camboya, Indonesia, Laos, Myanmar, Nepal, Corea del Norte, Pakistán y
Vietnam?
La respuesta es
trágica.
Hay pruebas
contundentes de que todos se han convertido en países desde los que se nutre un
aberrante negocio: la trata de mujeres y niñas para su venta en China como
novias.
En China, el
porcentaje de mujeres ha mermado en forma constante desde 1987. Los
investigadores estiman que en China hay ahora entre 30 y 40 millones de
“mujeres que faltan”, un desequilibrio provocado por la predilección por los
varones y exacerbado por la política de “un único hijo” que estuvo vigente
entre 1979 y 2015, así como la persistencia de restricciones a los derechos
reproductivos de las mujeres. La brecha de géneros hizo más difícil que muchos
hombres chinos pudieran encontrar esposas y esto ha incrementado fuertemente la
demanda de mujeres ingresadas de contrabando desde el extranjero.
Human Rights Watch
documentó el tráfico de novias en Myanmar, donde cada año cientos de mujeres y
niñas son engañadas con falsas promesas de empleo para que viajen a China, y
una vez allí son vendidas como esposas a familias chinas y mantenidas en
condiciones de esclavitud sexual, a menudo durante años. La mayoría son
presionadas para quedar embarazadas lo antes posibles, y algunas incluso obligadas
a someterse a tratamientos de fertilidad forzados. Aquellas que, tras tener
hijos, tuvieron la suerte de poder escapar, en general tuvieron que abandonar a
sus hijos. Varias de las mujeres entrevistadas habían sido víctimas de trata en
más de una oportunidad.
Desde que Human
Rights Watch empezó a investigar la trata hacia China hace más de tres años, ha
habido señalamientos de que también estaría ocurriendo en otros países y que el
número sigue aumentando. Estos países deben actuar con urgencia para prevenir
la trata, trabajar con las autoridades chinas para recuperar a mujeres y niñas
que son víctimas de esta práctica y asistir a las sobrevivientes, que muchas
veces lidian con secuelas psicológicas devastadoras y tienen dificultades para
cubrir necesidades básicas. Los gobiernos a los que les preocupa esta situación
deberían denunciar este problema en forma enérgica y sistemática, incluso ante
sus homólogos chinos, y exigir medidas inmediatas por parte del Gobierno de
China para que se ponga fin a este comercio.
Asimismo, otros
países asiáticos deberían realizar un atento seguimiento de este fenómeno para
asegurarse de no ser los próximos en sumarse a la lista.
Fuente: Human
Rights Watch: https://www.hrw.org/es/news/2019/11/04/el-trafico-de-novias-hacia-china-se-propaga-en-asia
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